
Un país que tiene un vehículo de motor por cada cinco habitantes. Un país que tiene la más amplia red de comunicación terrestre urbana e interurbana. Un país de apenas 48 mil kilómetros cuadrados, donde la distancia más lejana se alcanza en cuatro horas. Un país donde el congestionamiento de vehículos consume mucho dinero y largas horas a toda su gente. Un país donde la vanidosa clase media no se traslada en carro público, autobús, metro o teleférico… Ahora en ese país el Gobierno anuncia que construirá trenes urbanos, aunque el problema del transporte no es un asunto técnico, sino de conducta).