Antes de las elecciones en que el zar ruso Vladimir Putin fue reelecto por otros seis años y del siniestro atentado en Moscú que ha dejado alrededor de 150 muertos, los gobernantes de Rusia y Francia habían sembrado incertidumbre con el tenso cruce que protagonizaron alrededor de la guerra en Ucrania.
Putin advirtió que Rusia está dispuesta a utilizar armas nucleares si existe una amenaza contra su soberanía o su independencia.
La reacción del presidente francés, Emmanuel Macron, no se hizo esperar. Advirtió que Francia está lista para usar todos los medios, incluso tropas, para evitar que Moscú gane la guerra en Ucrania.
Sin que ninguna de las partes muestre señales de izar la bandera blanca, la deriva de un conflicto bélico que lleva más de dos años, que ha dejado miles de muertos, heridos y millonarios daños materiales, se ha tornado más intensa.
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Mientras el mandatario francés hacía la advertencia a Putin, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, instaba a Estados Unidos a aprobar el paquete multimillonario para ayudar a Ucrania a resistir la embestida de Rusia.
Los atentados podrían incidir en el curso de los acontecimientos.
